lunes, 30 de abril de 2018

Felicidad, es lo que tu me das.


¿Recuerdas cuando mencioné en mi segunda entrada que la ética era una disciplina?, en efecto lo es y además una muy vieja, tan vieja que el filosofo griego Aristóteles declaró que el fin último de todos los seres humanos era nada más ni nada menos que una palabra de 9 letras, una misteriosa, profunda y masiva palabra que tiene diferentes interpretaciones, sentidos y experiencias, hablamos de la felicidad, así es, para este hombre, el objetivo final de cada ser humano era ser feliz, todas nuestras acciones y pensamientos deben estar orientados a ese objetivo,


A pesar de que esto es un bonito pensamiento, también debemos comprender que para Aristóteles el camino a la felicidad requería un trabajo personal, como lo es orientar nuestros valores y creencias hacia la bondad, la educación y la verdad, este trabajo que nos llevaría a transformarnos en mejores personas daría como resultado llegar a aquella meta, la meta de la felicidad.




Finalmente, para este filósofo todas las personas tenemos un poco de bondad en nuestros corazones, lo ético y correcto sería buscar la felicidad y la estabilidad para toda la humanidad y todas las acciones que repercutan negativamente en el estado o condición de las personas sería un acto repudiable, por tanto, antiético.

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Camino a ser ético